Desde la Asociación de Hosteleros de Alcalá, a la que represento como Presidente, siempre hemos tenido a Manuel Sánchez Guillén “Manolo Pinichi” como nuestro referente en la Gastronomía de Alcalá, y por eso, que la idea de rendirle un homenaje en el que participa toda la ciudad, supone la culminación de este anhelo.
Agradezco al Ayuntamiento haber recogido esta idea y hacer posible que su nombre esté ya en el callejero de Alcalá para siempre y a todos los presentes por acompañarnos en este día.
En este rincón de Alcalá, a los pies del Castillo está ahora su nombre, pero su recuerdo lo impregna todo porque aquí al lado, en su restaurante que era su casa y viceversa, dejó la huella de toda una vida. Aún parece que lo vamos a ver asomado a una de las ventanas del restaurante cuando pasamos.
Para quienes nos dedicados a la hostelería en Alcalá, Manolo es y será el referente, porque fue quien abrió el camino que ahora intentamos seguir. El de ofrecer una cocina de calidad, con buen servicio, dando valor al producto y manteniendo el nivel de excelencia a lo largo de décadas.
Esa fue su receta, cocinada siempre con el añadido del trabajo, el esfuerzo y el cariño que lo hizo convertirse en uno de los restaurante más conocidos de España. Un esfuerzo y un cariño sostenido por su mujer y sus hijos, en particular su querida Luisa, alma de la casa y fuente permanente de alegría.
Manolo Pinichi se inició en el oficio en el Bar Vicente, frente al Ayuntamiento. Desde aquí montó su propio establecimiento en el Punto, AÑO 1965. Primero en una casa antigua, que luego derribó para construir un local más acorde al sello de calidad que quería imprimir a su cocina. Sobre él situó su propia vivienda, lo que le permitió una dedicación constante al negocio al que entregó su vida.
Pinichi fue quien creó el arroz con perdiz, su plato icónico, un arroz que venían a probar desde toda España. Por las mesas de su restaurante pasaron políticos, artistas, toreros, empresarios y muchos alcalareños que hicieron de su barra cita cotidiana y de su comedor, escenario de las alegrías de la vida.
El suyo fue un restaurante señero, pero también un lugar de tertulia, de dominó y de retransmisiones de los toros y el fútbol.
Por él pasaron los poderosos…. y también personajes populares llenos de gracia. Y Manuel, siempre presente, ejercía más de anfitrión que de empresario.
Es recordado por su restaurante y por su cocina, pero quienes lo conocieron saben que era un hombre profundamente bueno. Era de Jesús y de Curro. Sentía pasión por los toros y devoción por Curro Romero, cliente y amigo que muchas veces vistió su establecimiento.
Cada Jueves Santo llenaba su patio de flores y de mujeres, una cuadrilla, capitaneada por su querida esposa Luisa, que transformaban estas flores en una hermosa petalada para la Virgen del Socorro.
El nombre de Manolo Pinichi, quedará para siempre, en este enclave alcalareño, y será el recordatario de un hombre ejemplar como profesional y como persona, que abrió el camino a nuestro gremio y que engrandeció el nombre de su querida Alcalá.
MUCHAS GRACIAS MANOLO